La contractiva política monetaria del Banco Central continúa acercando paulatinamente la cotización del dólar al límite inferior de la banda cambiaria. Por quinta jornada consecutiva, la divisa operó a la baja y se cerró a $37,77, 40 centavos menos que el pasado miércoles.

Por su parte, en el segmento mayorista terminó cotizando a $36,57, lo que representa el menor valor desde la última semana de agosto. El volumen negociado en el segmento de contado fue de 569 millones de dólares y en futuros MAE se pactaron unos 5 millones.

La dinámica se explica por un nuevo incremento de la tasa de interés de Leliq, que tras dos días con caídas consecutivas, tuvo un leve rebote y se ubicó en 72,728%. La tasa máxima otorgada rozó el 74% y así la máxima autoridad monetaria logró adjudicar $98.843 millones, algo más que la totalidad de los vencimientos del día.

"Daría la impresión que la amplitud fijada en las bandas de flotación tiene su razón de ser en la carencia de herramientas por parte del Banco Central controlar el tipo de cambio, sacando el uso y abuso de la tasa. La pregunta es cuánto va a aguantar la economía con este nivel de tasa hasta desplomarse", subrayó el analista de mercados Francisco Uriburu.

A su vez, en el mercado sostienen que otra de las razones que justifican el comportamiento del tipo de cambio pasó por el desarme de posiciones de aquellos que suscribieron Letras del Tesoro Capitalizables en Pesos (Lecap) este miércoles por $26.956 millones.

De esta forma, la alta tasa de colocación que llegó al 59,34% tornó muy atractivo a este instrumento, que a diferencia de las Leliq, si puede ser adquirido por el inversor particular.

La dinámica del peso argentino se vio acompañada por un fortalecimiento de la mayoría de las monedas emergentes como la lira turca (1,62%), el rand sudafricano (1,20%), el rublo ruso (1,12%) y el peso mexicano (0,88%).

Por otro lado, en línea con la dinámica que afectó a todos los mercados internacionales, el Merval cae un 3,15% y los ADR´s de las firmas argentinas en Wall Street llegan a perder hasta un 7%. Las caídas más significativas se producen en el sector energético que no recibió con buenos ojos la marcha atrás del gobierno con el aumento retroactivo del gas y la fuerte oposición del peronismo en que el estado se haga cargo del desfasaje.

Para Uriburu, las particularidades argentinas hacen que este derrumbe sea mucho más fuerte y prolongado. "Estamos en una posición de debilidad. Todavía no se pudo cerrar ni el presupuesto ni el acuerdo con el FMI y el riesgo país está en torno a los 700 puntos. Si esto se mantiene en cualquier momento podemos llegar a sufrir una baja de calificación", advirtió.